viernes, 3 de abril de 2009

Cuentos Ridículos 4: Reflejos perdidos

Su actuación en el torneo de fútbol 5 había sido decepcionante el último mes. De los cuatro partidos jugados le habían metido la dolorosa cifra de 63 goles, y para un arquero que siempre había sido la estrella y salvador en varias ocasiones, esto se había tornado preocupante. 
Ese domingo tenía un partido definitorio, no podía fallar. Pero cuando se está de mala racha no hay con que darle. Recibió 23 goles, algunos, como errar una simple devolución de un defensor y ocasionar un gol en contra, eran dignos de colgarse en internet. Esa actuación fue el punto de inflexión. Eugenio comenzó a deprimirse ya que sus reflejos habían desaparecido por completo. Ni siquiera en su trabajo la cosa iba a mejor ya que los ladrillos que le arrojaban en la obra en construcción terminaban siempre en el suelo.
Decidió hacerse ver primeros con oftalmólogos, pero ni ellos, ni los psicólogos y psiquiatras luego, encontraron algo que indique que tenía un problema, ya sea en sus ojos o cabeza. Una bruja le dijo que estaba siendo "pinchado" por el arquero suplente del equipo, e hizo echar al inocente jugador del mismo. Pero las pésimas actuaciones seguían.

Cierto día fue a la peluquería a acompañar a su madre y el peluquero le ofreció hacerse reflejos en ese pelo morocho y duro que Eugenio tenía. Por insistencia de su mamá, que creía iba a conseguir así una novia, aceptó, ya que cuando se le ponía algo en la cabeza no había forma de pararla.
Y la magia apareció. Al otro día en el partido por el repechaje del campeonato fue la estrella del equipo. Cero goles recibidos y victoria contundente por 15 . La emoción de Eugenio era incontenible, había vuelto a ser el que era y más también.
Sus atajadas eran contadas como históricas en el barrio. Incluso comenzó a ser la cara del producto que usaba para su pelo en la revista "Ondulado o Lacio", que no podía faltar en ninguna peluquería del barrio. Las mujeres siempre lo paraban en la calle para conversar con él, y el tipo que no paraba de conquistar corazones. Era la rutilante estrella del momento y Eugenio vivía el sueño que pocos arqueros habían podido tener, ser el número 1 del equipo.

Así fue que llegaron hasta la final del torneo. Gracias en gran medida al aporte del arquero que no había recibido ningún gol en los últimos veinte partidos. Pero la desgracia iba a aparecer. La semana previa dio cuenta que se había quedado sin "Mechitas", el producto que tanta felicidad le había dado. Fue rápidamente a la peluquería, pero encontró que ésta había cerrado para siempre. Preocupado y sin reflejos recorrió las otras peluquerías del barrio pero encontró que ese producto estaba descatalogado y que ya no existía más. Poco a poco sentía que perdía su magia ya que había chocado en dos ocasiones el monopatín con el que se solía transportar. 
No podía encontrar el producto en ningún lado, ni siquiera en internet. Buscó respuestas, desde Roberto Giordano a Llongueras, pero éstos ni respondieron, posiblemente ni se enteraron de los llamados, mails y cartas que Eugenio había enviado.

Faltaba un día para el partido y todo el mundo confiaba en la victoria ya que el arco estaba en manos seguras, en un ídolo, una estrella, un mito, Eugenio "La pared impenetrable", decía la bandera de los dos únicos barras bravas del equipo. 
La desesperación hizo que el arquero llame a un amigo que había aprobado química con 7 en la secundaria, para que le prepare el producto. Ante la advertencia de que ya no era el de antes, comenzó las mezclas. Luego de tres minutos de nervios y tensión, Eugenio bajó su cabeza para colocarse el líquido. Esperó un rato impaciente por lo que podía pasar y de pronto notó que el asunto no iba bien. Millones de pelos comenzaron a caérsele velozmente de la cabeza y en segundos estaba completamente pelado. La ira hizo que Eugenio eche a patadas a su antiguo amigo. No solo no tenía reflejos, ahora tampoco tenía cabello. 

Se acercaban las horas del partido y decidió tomar el toro por las astas. Compró un peluca con reflejos y fue a jugar la final. A poco de comenzar el partido se cobró un penal que Eugenio tenía que atajar. A nadie le importo, sabían que tenían a un crack. Él no sabía que podía suceder ya que era la primera pelota que podía medir su estado, los reflejos o sus aptitudes, esa era la cuestión . El contrario pateó y la pelota impactó en medio de su cara, atajando el remate. 
Eugenio se levantó eufórico por lo conseguido pero nadie festejó lo sucedido. Todo el estadio lo observaba en silencio sin creer lo que veía. El ídolo, "la pared impenetrable", estaba sin pelo. La peluca había caído con la fuerza del pelotazo. Así comenzaron los primeros abucheos y gritos de traición. Un héroe los había decepcionado. Incluso a contrarios y árbitro que no soportaron la desilusión y comenzaron a correrlo con palos y piedras, junto a los de su propio equipo. Pero Eugenio pudo escapar y elaboró un plan. En los vestuarios atrapó al árbitro del partido, quien no era más que Pierluiggi Colina, el calvo referí italiano. Después de un fuerte golpe lo vistió de arquero, y él vistió de árbitro. Inmediatamente gritó a la turba iracunda que lo había atrapado. Y de este modo Eugenio pudo escapar a Italia, mientras los fanáticos apedreaban al pobre Pierluiggi.  

Cinco tracks de "You Cross My Path" (2008) de The Charlatans.
#2  Bad Days
#3  Mis-takes
#5  A Day For Letting Go
#6  You Cross My Path 
#9  Bird
Si pensaron que estaban muertos se equivocaban.

www.tresdeagosto.com

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