lunes, 14 de septiembre de 2009

Nada bueno

Y cuando creías lo bueno que era el anteúltimo capítulo, ahora te cagás y pensás que es justamente, una cagada.

Nada te parece bueno. O digno de ser escrito, mencionado, marcado, recordado. El viaje trabó tus ideas. La vuelta al inicio de la verdad y de la realidad te puso una trompada que te dejó con los pies en la tierra, descalzo.
Se va acabando la mentira. Falta poco y ninguna mierda disponible te motiva demasiado.

Todo pierde la gracia y suena repetitivo. Absolutamente todo. El deporte, la política, la cultura, los países, sus gentes, sus ciegos nacionalismos, accidentes, acontecimientos, sus patéticas costumbres, sus patéticos gustos, sus patéticos actos, sus patéticas creencias, su patético optimismo. Ni siquiera el brusco azar que juega con el destino de las personas te resulta divertido.
El facilísmo de atacar a ciertos personajes nefastos es eso, un facilísmo. Es demasiado fácil (otra vez) hablar de lo que su cerebro dicta a su boca y cuerpo. Todo responde a la plata, entonces ¿cuál es la gracia? En definitiva son menos imbéciles de lo que se piensa. Un show y la cuenta del banco se agiganta. No tiene gracia. Cuando se es conciente de ello es que no tiene gracia.

Con la excusa de que se necesitan alegrías, se aceptan y se realizan actos lamentables donde todo está permitido en son de.
Hay que distraer. Pero nada te distrae. Es una incomodidad desde los orígenes. Difícilmente te creas las mentiras que se han creado para otorgar la felicidad. Muy difícilmente.

Solo te reconforta la más absoluta soledad. Y las notas jugando entre sí a convencerte de que tal vez el tiempo tiene la solución.
Se respira mucha mentira en el aire. Se ve mucha mentira delante de tus ojos. Se oyen muchas mentiras de sus bocas. Te obligan a decir y a vivir otras más. Y permitirlo te desgasta.
Tenés que escuchar lo justo. Tenés que callar más, pero imposible con tanta gente alrededor, con tanta mentira ¿no?

El lavado de cerebro es cada vez más grande. Viene desde tiempos inmemoriables, de padres a hijos, de los medios y la política a la población. Te dicen todo el tiempo que hay que hacer, como hay que ser, que hay que tener. Y en los últimos años unos rebeldones de cuarta te ofrecen lo contrario, que al fin y al cabo es lo mismo pero al revés.
Los grupos derrotan a la individualidad del pensamiento. Parece ser que el que se desvía del rebaño está equivocado, es un "rebelde". Tanto de un lado como del otro.
Por seguir las mentiras de unos pocos las cosas están como están. Esos son los únicos vivos. Pero la gilada cree que es ella la despierta. Pobres.

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